Diario del coronavirus. Parte XIX

Hoy es mi cumple, lo estoy soñando, estoy despierto, a veces mezclo la realidad y la ficción, no sé, si los sueños son más reales que lo que se llama realidad, me estoy quedando sin palabras, el alma se me ha secado, mi corazón roto, de mí no salen palabras, ni letras, la pandemia está otra vez dando guerra, nos está acosando, cuando parecía derrotada, solo lo parecía, un espejismo. De la vacuna se escucha poco o nada, más de los rebrotes y confinamiento de poblaciones y ciudades.

Esto es desolador, la esperanza se vuelve desesperanza, con la amenaza de volver a pasar por esos momentos difíciles, de confinamiento. De que, lo sucedido, esos recuerdos vividos, extraños y confusos, nos lleven otra vez al pasado, la pesadilla se repite, en fin, en algunas ciudades, es una realidad.

Para que llegue esa normalidad deseada, tiene que pasar un tiempo, unos años en el mejor de los casos, siempre y cuando, no venga otro virus y nos vuelva a mojar la oreja. Aunque lo parezca, no estoy desilusionado, ni enfadado, ni nada de nada, solo sin ganas de hablar del dichoso virus. Entonces, la pregunta, ¿qué haces escribiendo sobre la pandemia? Son de las cosas que no me explico, es una necesidad de contar lo que pasa, o mejor lo que está pasando, ser testigo y vivir esta situación, que no sé, si es real o irreal, me cuesta creerlo, ver a la gente por la calle con la mascarilla, me sigue sorprendiendo.

Convivir, es necesario, tenemos que vivir con el coronavirus, acostúmbranos a saber que está con nosotros, que ya es nuestro, que lo hemos creado nosotros, que las cosas no pasan por casualidad, que viene para tiempo, que vaya locura…

Pues sí, esto es real y está ocurriendo, a veces se nos olvida, es normal, aceptarlo, tenemos que seguir viviendo, es tiempo de vida, que no se repetirá, y me pregunto, ¿qué he hecho yo para merecer esto? La pregunta del millón, quién lo sabe, quién tiene las respuestas, algo habremos hecho, algo estamos haciendo mal, este no es el momento de las quejas y reproches, sino de construir o de reconstruir un mundo mejor para todos, todos somos importantes, que no se nos olvide.

Se me ha venido a la cabeza y no quiero: Los políticos, que malos, que vergüenza, como se tiran los trastos a la cabeza, que poco les importamos, en esta entrada no quería profundizar, ni hablar de  nadie en concreto, iba  a ser una reflexión en voz alta y al final, caigo en su propia trampa. Os quería contar lo que siento esta mañana de 13 y martes. Cuando me he levantado, he mirado al cielo, he visto las estrellas en un cielo azul oscuro, todavía de noche, y tenían vida, brillaban y vibraban, y me hablaban, ser pacientes, esto pasará, tenéis que aprender a valorar lo que tenéis, ser solidarios, y mejores personas con los demás, mirar más por la tierra…

La vida es más que esta vida material, abrir el corazón y ganaréis el cielo en la tierra, ¿que nos impide ser felices a pesar de la pandemia?, vaya pregunta tonta, que se lo digan a los que se han quedado sin trabajo, que se lo digan a los que están enfermos o han perdido a seres queridos. Y eso, no ocurre en la vida sin necesidad de pandemia, o en los países de África que huyen de la guerra y lo han perdido todo, una situación difícil, muy difícil, tendremos que seguir viviendo, e intentar que nos afecte lo menos posible.

En la vida, las cosas suceden, no se fuerzan, pasan solas, van ocurriendo, aceptarlas es una opción, resistirse  otra. Aceptarlas no es resignación, mas bien, es vivir y dejar paso para renacer más fuerte y salir de la cenizas como el Ave Fénix. Esto nos hará más fuertes y nos hará entender lo vulnerables que somos, que estamos de paso y todos los finales son los mismos con diferentes historias.

Cuando mi Hijo, me pregunta algo trascendente o difícil de responder, le contesto, la vida…sí, la vida… Esa que tiene todas las soluciones, otra cosa es que no la compartamos o entendamos, en fin, ahí lo dejo.

Hace un mes, más o menos, cambie el titulo de mi blog, era, “el camino” por el viaje del héroe de Joseph Campbell, por ese camino que tenemos que recorrer en la vida, la niñez, adolescencia, madurez… y por supuesto el regreso o retorno. Etapas que debemos de andar, en este caso, ese aprendizaje, la lucha de nuestros demonios interiores, pues nada, ya lo he cambiado por “la vida”, se ve que ya he recorrido parte del camino, son las cosas del querer.

Por ser mi cumple, quiero celebrarlo, que mejor, que dándome una vuelta con la bici, que el aire me dé en la cara, que el sol me dé en la cara, que las sensaciones me llenen y me lleguen, que la fuerza me acompañe y os acompañe a todos…

Esto lo escribí ayer y por hoy quiero publicarlo. Paz y amor…

Los comentarios están cerrados.

Blog de WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: