Ayer por la tarde me encontraba dando una vuelta por el Paseo Marítimo y observé a una pareja de mediana edad tirando para la tercera pero de buen ver, bien conservados y de agradable presencia estaban delante de una de la fuentes de las que se puede beber agua, estaban mirando el grifo y viendo como se derramaba el agua y no sabían que hacer, yo ni corto ni perezoso me puse a beber y a beber para que no se desperdiciara, llegó un momento que ya no me entraba más y empecé a tirar del pulsador para fuera como un poseso y nada que no se cortaba y en esos menesteres empezamos a hablar, al final después de tirar y tirar del pulsador este paró como por arte de magia, con un tiempo más que prudencial no para beber agua sino para reventar e hincharte para una semana, una pena esa agua perdida .
Les empecé a dar la tabarra con lo importante que es el agua, que es un bien escaso, que no le damos importancia porque abrimos un grifo y sale, si tuviéramos que hacer kilómetros en busca de ella otro gallo nos cantaría, que desperdiciamos mucha agua en la duchas o cuando nos lavamos los dientes y en casi todo los actos de nuestra vida. Que realmente no tenemos conciencia que es un bien escaso, limitado y que dentro de un tiempo nos acordaremos de como la hemos malgastado y desperdiciado, que tienen que venir más generaciones detrás nuestra que tenemos que ser solidarios, en fin me salió mi vena ecologista.
Otro hecho que me tiene obsesionando es la reutilización de las cosas que nos sobran o que no necesitamos, esta mañana he cambiado un cuentakilómetros de la bici y el viejo que funcionaba pero que me costaba ponerlo a cero. Lo he cogido y cuando he ido al Súper lo he dejado en el poyete de la entrada, lo he depositado con mucho disimulo, cuando he salido a los diez minutos ya no estaba, alguien se lo ha encontrado y seguro que le ha hecho ilusión, o por lo menos eso creo. Lo que espero que tenga bici, si no para qué.
Esto mismo lo he hecho con libros y con gafas de sol de la bici, cuando están un poco rayadas, es un tema que me gusta dejar cosas por ahí y que la gente se las lleve.
En otra ocasión llevaba un juego de sartenes para tirar, estaban bien pero cuando pierden un poco el antiadherente las cambio, una manía como otra, y pensaba dejarlas encima del contenedor de la basura, pero como iba con mis pensamientos, las tiré sin darme cuenta y a la misma vez una señora me dice que si se las puedo dar, ya las había tirado, ¡¡¡vaya¡¡¡ Pues nada me puse a buscarlas en el contenedor de la basura, me metí medio cuerpo y se las rescaté a la mujer, que subidón.
Donar las cosas que no necesitamos y las pueden utilizar otros es saludable te hace sentir bien, despejas sitio en tu casa, ropa, muebles, libros, pequeños electrodomésticos…
Leyendo un artículo del Profesor de Sostenibilidad Luis Seguí, la pregunta clave es: ¿Necesitamos tantas cosas? Es cierto necesitamos tantas cosas para vivir, ¿Seriamos más felices con menos cosas? Seguro que sí, y ¿Por qué no paramos de comprar cosas? ¿Qué nos determina o nos condiciona a comprar cosas que no necesitamos? Me parece que son muchas preguntas. Es esta sociedad de consumo que nos bombardean con sus productos a querer parecernos a los modelos publicistas y que creemos que con esas cosas tan monas vamos a ser más felices y guapos. Me estoy saliendo, esto viene por el tema de la economía circular, es un modelo económico que funciona a la inversa del consumismo. El consumismo consiste en la producción de bienes, lo consumismos y lo desechamos, la economía circular es un paso más en esta cadena, los bienes que no necesitamos los volvemos a introducir en la cadena de uso y así evitamos volver a consumir energía para producir ese bien.
Antiguamente cuando comprábamos cualquier bien, por ejemplo una lavadora, esta era eterna, si se rompía, la arreglábamos y así hasta el infinito; ahora compramos otra y entra en juego una palabra que me gusta obsolescencia, la durabilidad de determinadas bienes, se fabrican con materias primas de baja calidad y su tiempo de vida está programado, esto así en palabra llanas y sencillas o por lo menos así lo entiendo, debemos de consumir para que la economía siga produciendo, vendiendo, comprando… Llámese economía de mercado.
Reciclar, esta palabra me gusta más todavía, le damos vida a determinadas materias primas, pero debemos de hacer más “por la Madre Tierra que nos vio nacer”, letra de Macaco, tenemos que ayudarla, somos sus herederos. En esta entrevista se comenta que reciclar: por ejemplo el vidrio y en concreto las botellas, cuando las tiramos al contenedor y caen se rompen, necesitamos energía para volver a crear otra botella, vale, tenemos la materia prima, pero seguimos gastando energía, debemos de hacer más. En Alemania esa botella se reutiliza y está en el sistema durante diez vueltas, lo que hacíamos antiguamente, con los cascos de las Caseras, cuando íbamos a comprarlas nos cobraban el envase y posteriormente nos lo devolvían, parece una forma útil de reciclar, debemos de ser racionales y reutilizar las cosas.
Las bolsas de plástico es otro desacierto y solo nos acordamos de ellas cuando vemos las islas de plásticos en los mares, nos creemos que por cobrar cinco céntimos solucionamos el problema, que va, sirve de poco, lo correcto sería prohibirlas y prohibir todo los embalajes de plásticos, hay bolsas de papel o idear otro sistema de envasado mas ecológico, he leído algo de bolsas hechas con patatas. En esto hay que ser valientes y tomar decisiones, ya está bien.
Hay un movimiento, ¿Qué no sé si lo conocéis? “Zero Waste” o “residuo cero” que consiste en intentar crear lo menos residuos posibles, en hacer cero basura. El problema está en la cantidad de basura que generamos y creamos esos grandes basureros, que no podemos reutilizar que los vemos en las teles kilómetros y kilómetros de basuras. Las creadoras de este movimiento nos proponen las siguientes reglas:
- Rechaza: Dí no, a lo que no necesitas. Si no compramos, no entran en nuestra vida, no nos harán falta los pasos siguientes.
- Reduce: Compramos muchas cosas que ya tenemos, piensa cuando compres algo. ¿De verdad te hace falta?
- Reutiliza: Vivimos en el mundo de usar y tirar. Búscale otra utilidad a las cosas y sobre todo arreglarlas. Dales vida.
- Recicla: Si ya no lo le puedes dar más vida a un objeto, recíclalo de la mejor forma posible.
- Haz compost: Sí puedes dale más vida a la materia orgánica, desvuélvele a la madre tierra lo que nos ha dado.
Es importante seguir estas reglas básicas en este orden, ya que si cumplimos una ya no necesitamos las demás. Sencillo y mágico.
Tenemos que tomar conciencia que nuestro mundo es finito y tenemos que cuidarlo y no ya por nosotros, que sí, también por lo que vienen detrás esas generaciones que no se merecen encontrar a la Madre Tierra desierta de vegetación, y esos animales, insectos y aves, que les estamos destrozando su hábitat a base de nuestra expansión, somos como una plaga. Todavía estamos a tiempo de ser solidarios y afrontar nuestra realidad siendo generosos y aportando nuestro pequeño grano de arena a crear un mundo más sostenible y natural.