Miércoles, 1 de julio, en principio se abren las fronteras para los visitantes y los turistas, a los 15 países que la Unión Europea ha dado permiso, aquellos en donde el coronavirus está más o menos controlado. Un pequeño respiro para el sector turístico, bares, hoteles, restaurantes, tiendas… y todos los negocios relacionados, no será igual que el año pasado o que los anteriores, pero algo es algo, por lo menos se empezará a ver algo de movimiento, que falta nos hace.
Los rebotes están al orden del día, se van localizando por zonas, son pocos las provincias de España que se libran, ahora se llama confinamiento quirúrgico, aíslan el edificio, el lugar de trabajo o la zona, donde se ha detectado algún caso y todos los posibles relacionados, la potestades han pasado a las Comunidades Autónomas, estos nuevos casos, son normales, hay movimiento de personas, se reúnen y salimos más, es lo que hay. Complicado, la vida sigue, y tenemos que acostúmbranos a vivir con el dichoso virus, seguimos con las medidas higiénicas sanitarias, distanciamiento social, uso de mascarilla… y ese, es el verano que nos queda, que no es poco, que podemos salir, que nos dé el aire, pasear y disfrutar del solecito.
Tenía el diario abandonado, hoy es 15 de julio, han pasado quince días, como he mencionado en alguna parte de mi diario, no quiero terminarlo todavía, de hecho, no quiero, hasta que le ganemos la batalla al dichoso coronavirus. He escrito alguna cosa pero poco, me ha dado por leer y leer, durante la pandemia como que tenía una obligación moral de escribir el diario, autoimpuesto pero así era, cuando me levantaba de la sienta, un poco de yoga y a continuación, escribir más o menos lo que había oído o leído del coronavirus, y la verdad, que somos animales de costumbre, era necesario para mí, como si tuviera que dar un parte de lo sucedido durante el día.
Nos daba la sensación que lo malo ya había pasado, que esta carrera empezaba una parte cuesta abajo y que esto lo teníamos, ya “chupao”, pues no, nada más lejos de la realidad, hemos empezado otro periodo problemático, al salir y relacionarnos, el virus que está al acecho y que con el calor no se esconde, nos espera a la vuelta de la esquina, los contagios se están multiplicando y como parece que no estamos haciendo las cosas bien, los gobiernos regionales han impuesto la mascarilla obligatoria, en todas nuestras salidas, eso es lo que hay, nos guste más o menos, es por nuestro bien, quizás no estábamos haciendo las cosas como nos creíamos, nos habíamos relajado más de la cuenta y esto no había terminado, solo habíamos ganado el primer asalto y el segundo lo estábamos perdiendo.
En Andalucía es obligatoria la mascarilla desde hoy, esta mañana he salido con la bici a darme mi paseo de rigor, en los deportes al aire libre, de momento no es obligatoria, y yo por supuesto no la llevaba, cuesta más respirar y sí, de por sí ,ya sudamos, no te quiero ni contar con la mascarilla, Goyo que te vas del tema, pues nada, voy con mi bici a mi rollo, en mis pensamientos, pasando por la parte del Toyo, donde hay un carril bici, y un hombre de unos setenta años, con una bici de paseo, me hace señales para que me pare, interpreto que le pasa algo o quiere preguntarme, en un principio me extraño, y empieza a gritarme: “¿Si lo ciclistas debemos de llevar mascarilla?, precisamente el día de antes había leído la nueva normativa y, en los deportes al aire libre y en solitario no hace falta, se lo comento al hombre y muy alterado me dice: “Pues dígaselo a ese que va paseando por ahí, que no veas cómo se ha puesto conmigo”.
Le vuelvo decir, que no se preocupe, que no es obligatorio, que la puede llevar, pero que no hace falta, y de nuevo me dice que se lo diga a ese hombre que vienen detrás de él, le contesto, que no, que deje a ese hombre, que yo no le tengo que decir nada y que se tranquilice, y sigue hablando e increpando al otro hombre, me quedo un poco, no vaya ser que se líe, y al final, el ciclista sigue su camino, aquí paz y después gloria.
Hay gente, irresponsable e irrespetuosa, pero este no era el caso, por favor sentido común, el ciclista se veía, una persona educada, mayor, no sé en qué momento perdemos esa educación, el otro hombre, le diría cualquier cosa y éste al creerse que llevaba razón se cabrearía. En fin, esto es el principio de muchos casos que va a haber con el uso de las mascarillas.

El Madrid ha ganado la liga, una liga deseada y la más extraña que he conocido, en los últimos diez partidos han jugado sin público, que sí, que es raro, y hasta cuesta entenderlo.
Durante el confinamiento, los deportistas tampoco podían salir a entrenar, hacían lo que podían en sus casas. Posteriormente, cuando se relajo un poco, pudieron entrenar en grupo, ¿no sé con qué motivación?, bueno sí, que les pagan por ello y por cierto muy bien. Yo también quiero…
Jugar al fútbol sin público, es como un huevo sin sal, lo que parecía o podía parecer anodino y sin gracia, se ha convertido en algo normal. Podíamos pensar que los futbolistas estarían desmotivados y desanimados, pues no, la cosa no ha ido por ahí. Los futbolistas se dejaban la piel en el campo y en este último partido que ha dado la liga al Madrid. En la celebración al final del partido, solo los jugadores, parecía que habían ganado un mundial, se notaba la euforia y la alegría.
Su entrenador, Zidane estaba muy contento, como nunca lo había visto, en una entrevista posterior, decía que este título ha sido uno de los que más alegría le había dado, que la liga española es muy difícil de ganar, que son muchos partidos y que él que gana , ha sido porque es el mejor. Se le notaba muy entusiasmado y relajado a la vez, como el que se ha quitado un peso de encima, y gordo.
La verdad, que con todo lo que estaba pasando, el fútbol era volver un poco a la dichosa normalidad, a decir que esto se está arreglando, aunque sea mentira.
Todavía no me lo puedo creer, pero han jugado al fútbol a todo meter para poder terminar la liga, ha sido una carrera contra el tiempo y la pandemia, siempre con la incertidumbre, con la espada de Damocles en la cabeza, por si hubiera algún contagio entre los jugadores.
El fútbol ha servido para despejar un poco el panorama de las noticias negativas y malos rollos o por lo menos para pensar menos o llevar la mente a otro sitio, dicen que es el opio del pueblo, que así nos tienen ocupados y no pensamos en lo importante, en este caso, acierto. Sin embargo, hay mucha gente que no les gusta y lo consideran una perdida de tiempo, pero, a otros les distrae y entretiene, que no es poco. A mí personalmente no me quita el sueño, reconozco que tiene ese atractivo que te contagia y te hace seguirlo, aunque solo sea por la quiniela, que tenemos una peña y toca poco.
La pandemia sigue, y siguen brotes por toda España, ahora sí se están haciendo test a todos los contactos de los contagiados y sí se están controlando todos los brotes, a pesar que hay dos que han pasado a ser comunitarios, y quiere decir, que se contagian y no saben ni dónde ni de quién, que se ha perdido el punto de contagio, ¡peligro¡ Hasta hace poco eran contagios familiares, dentro del grupo de familia, amigos o trabajo y ya estamos sobrepasando estos límite, malo…
Cuando estoy escribiendo esto aparece mi Suegra y le digo si quiere pasar a su habitación, tengo un ventilador de pie en la mitad del pasillo y me dice: “A mí el molino este no me molesta”, qué razón. Otro día habrá que escribir sobre los molinos de viento, que ahora son ventiladores gigantes, con esto y un bizcocho hasta mañana a las ocho.
El coronavirus no da tregua en mi país. Llevamos semanas y semanas acariciando el pico más alto, y el pico más alto siempre parece subir. Hoy por hoy me siento hastiada del virus, cansada, indiferente, molesta y muy apática… Y se que mi actitud debiera ser mejor, que aún quedan muchas cosas buenas… Pero no lo consigo. Me da gusto que en España las cosas vayan a mejor, que poco a poco la economía vaya reactivandose, que parezca que ahora el plan del gobierno para contenerlo sea más acertado… Lo cierto es que el jodido covid 19 nos pillo a todos de sorpresa y vino a arruinarnos muchas cosas. A mí me duele en la parte de los viajes, me duele muchísimo… En enero y antes de que el infierno desatará compré mi vuelo a Sevilla con la ilusión de una niña… Si el virus no hubiese llegado, mi viaje sería para principios de octubre, pero ahora la fecha está más cerca, los contagios y rebrotes siguen y siguen, la Unión Europea ha restringido a muchos países americanos, entre ellos el mío, y la verdad es que ya no se que pensar. Jajaja, pero el corazón se me rompe cada vez que veo el itinerario del viaje que casi seguramente no podré hacer. Perdón por el comentario trágico jajaja,en realidad solo pasaba a decir que las fotos de esta entrada son hermosas. Un abrazo desde México