Diario del coronavirus. Décima segunda parte. Del día 65 al 73.

Día 65: Lunes, 18 de mayo, por esas cosas de la vida, y muy a mi pesar, he tenido que visitar al dentista, os voy a explicar el protocolo que han seguido en la clínica: Al entrar, lo primero, me han tomado la temperatura, ha seguido con un cuestionario relacionado con el coronavirus, que si fiebre, que si mal estar, tos y esas cosas o síntomas. Luego me han dado unos guantes, calzas y un gorrito para la cabeza, por supuesto mascarilla, no, por no tener mucho sentido. El dentista, si iba equipado hasta las cejas, normal, el tema no es baladí, y todas las medidas de protección y sanitarias son pocas.

Día 66 y 67: La vida sigue, hay días negros, aciagos, de esos, que es mejor no levantarse, que todo te sale mal, que lo intentas, pero todo queda en eso, que no hay forma, que la vida te tiene reservado el mundo de las tinieblas, en fin, que lo mejor es que pase, pues pasó, y lo mejor es que pasó, sin comentarios…

Están estudiando un protocolo para cuando tengamos que ir a la playa, entre otras medidas, tener que ducharse en casa antes y después de ir, coger cita, entrada y salida distinta a la hora de los accesos, distancia entre toallas, que lo agradezco porque hay gente que eso del  espacio vital, lo llevan fatal, o lo desconocen, vamos, que no se enteran, que se  ponen encima, que tengo que escuchar por pantalones  todas sus conversaciones, que a mí no me interesan, y me hacen sumergirme en su mundo sin quererlo. Gracias Simón, sí ya decía yo, que este hombre me cae bien, tiene una forma de comunicar o de hablar que me seduce, que me convence, y no voy a entrar si lo que dice está más o menos acertado, eso lo dejo para los entendidos. Con su chaquetica y sus pelos, a otro tema…

En fin, un montón de medidas, que seguro que cuando vayamos, habrán cambiado y se nos olvidará alguna. Vamos a tener que ir con el manual de instrucciones para el baño matutino. A mí personalmente me encanta bañarme, el agua del mar me siente bien, me carga las pilas, ¿y si voy solo a  bañarme, sin ocupar espacio en la arena, también debo de pedir cita? Un montón de interrogantes, que se irán revelando según avancemos en el tiempo. Si algo nos ha enseñado esta crisis, es qué, lo que ayer era negro hoy es blanco, y encima están los tonos grises, así que, le daremos su tiempo a todo, que mejor no irá, menos preocupaciones  y calentamientos de cabeza. Normalizar la rutina, difícil, a mi de vez en cuanto se me olvida la mascarilla, y cuando salgo y veo a la gente, me pregunto, ¿me falta algo?, y no me entero, es como que el mundo va a otra velocidad, nos estamos introduciendo en otro tiempo.  Un tiempo, que hace poco nos parecía irreal y que ahora hemos interiorizado, y lo aceptamos, nos da la sensación que es pasajero, que pronto volveremos a la normalidad, o eso queremos creer.

Día 68: Jueves, otro día más o menos, según lo miremos; estaba tumbado en el sofá al medio día y sale un entendido,  de esos que abundan, parece ser que, dermatólogo y suelta que: los calvos tenemos más posibilidades de contraer una dolencia grave pulmonar como consecuencia del coronavirus, que se está observado en las UCIS que predominan los calvos, Jajaja, perdona que me ría, pero no lo puedo remediar. Sí, parece ser que un gen andrógeno, que es el culpable de la calvicie, y también está relacionado con una puerta de entrada del virus en las células pulmonares y causa neumonías graves, estamos bien, si ya de por sí, la calvicie es un problema de imagen y autoestima, ahora lo es también de salud.

Día 69: Ya, se ha generalizado y es obligatorio el uso de mascarillas, y es natural, tenemos que luchar contra el bicho de todas las formas posibles para que no pase de una persona a otra, para romper la cadena de contagio y está es la única forma.

Ayer, por la tarde en la hora de paseo, casi, por no decir todo el mundo llevaba puesta su mascarilla, bien es sabido, que son incomodas, te restan respiración, te cuesta más hablar y que se te entienda, pero es lo que hay, nos guste más o menos tenemos la obligación legal y moral de llevarla, es por los demás, por ser solidarios, y por nosotros mismos.

Ya, vislumbramos una nueva fase, con ilusión, con ganas de poder hacer más cosas, de olvidarnos un poco del virus, pero claro sin bajar la guardia, siempre atentos  y con las precauciones debidas.

A ratos, a veces grandes y otros pequeños, se me olvida la pandemia, la mente vuela, me pongo a hacer planes, y en un momento se me derrumban como un castillo de naipes, la imaginación no para, es una respuesta de liberación contra el Covid, a todas horas hablando, noticias, telediarios, periódicos… es un sin vivir, hasta sueño que cuando estoy soñando, si cumplo con las normas, en fin, pasará…

“La nueva normalidad”, es nueva y cambiante, como la vida misma, seguimos con la nueva normalidad, que cada momento es distinta y difícilmente entendible, cuando ya la hemos interiorizado y aprendido más o menos, viene otra nueva realidad, nos esperan muchas “nuevas realidades”.

Ir al Mercadora, me deprime, ponerme  los guantes y mascarilla, y enfrentarme al enemigo en la guerra de trincheras, me estresa, no me relajo, me predispone a estar en alerta. Hoy no había prácticamente nadie y estábamos a nuestras anchas. Al final, no era tanto como parecía, o me lo había imaginado, entrando con el cuchillo entre los dientes de la boca en plan Rambo.

Día 70 y 71: Seguimos con la polémica del cambio de fase, el porqué unas Comunidades pasan o provincias y otras no, en fin, me imagino que serán por motivos sanitarios, lo que pasa, que la política tiene malos amigos de cama, y ya están las polémicas servidas y los malos rollos entre los dirigentes de unas Comunidades con el Gobierno central, al ser de diferente tendencias políticas y no ser capaces de ponerse de acuerdo para casi nada.

En Andalucía, hemos pasado todas, menos dos provincias y sinceramente, no me he enterado, el porqué, estas no han pasado, en principio cumplían los requisitos, me imagino que habría más cosas que cumplir que se me escapan. ¿Complicado? Sí, da la sensación que nadie está conforme, que todas las provincias quieren pasar de fase y volver a la normalidad, y lo entiendo por los negocios, que viven muchas familias y se están jugando mucho, que llevan meses sin ingresos y con gastos. La cifras están bien para los entendidos, pero, detrás están las personas con sus familias, el pago de la luz, el agua, el alquiler y muchos gastos que se van a cumulando mes a mes.

Día 72 y 73: Ya podemos ir a la playa a bañarnos, qué alegría más grande, lo digo, porque se ha metido un calor de aúpa y eso de darte un remojón sienta bien, te baja el calor corporal, te hace volver un poco a la realidad de los días de verano y cómo que la vida sigue, después de haber estado parada como consecuencia del coronavirus,  íbamos posponiendo y dejábamos  los temas aparcados, las cosas por hacer  para mejor tiempo, ahora ya es el momento de empezar a hacer cosas, de ponernos las pilas, de organizar y  que la vida sigue…

Esta mañana he salido con la bici, era, cómo que las fuerzas me habían abandonado, no tenía energía, mi cabeza enviaba señal de fuerza a las piernas y estas no respondían, no formaban parte de mí, era, un ser diferente, no hacía caso a mis instrucciones, he intentado seguir el ritmo, y nada, que no podía, que me  iba quedando rezagado, me daba por vencido, antes de empezar, en fin, la vida. Hay días y días, y éste era de esos que ya de antemano estaba destinado al sufrimiento, bueno, entre comillas, ¿sufrimiento en bici?, y yo no soy muy de sufrir, para mí la bici es un placer, de sentirme vivo, y formar parte de un ente andante, de respirar y sentir el aire en mi cuerpo, ¿sufrimiento gratuito?, para nada. Tiempos mejores vendrán…

 

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