Diario del coronavirus. Novena parte. Del día 44 al 50.

Día 44: Lunes 27, ayer por fin, pudieron salir los niños a la calle a jugar, entre comillas, se vieron calles con gente, padres, niños, bicicletas, patinetes y hasta partidos de fútbol. El día según en qué ciudades, caótico, sobre todo en las grandes, dónde el espacio es menor, lo entiendo.

En Almería, también se vieron algunas aglomeraciones en el Paseo Marítimo, mandaron fotos, que corrieron  por las redes a todo velocidad, solo se ven los irresponsables, pero la gran mayoría lo hicieron bien, llevaban a sus hijos controlados o de la mano, guardando las distancias. En fin ¿Complicado?

El hashtag, #, o etiqueta en español de mayor tendencia en twitter ayer fue: #irresponsables y, entiendo que la gente este indignada, por esos malos padres, son pocos o muy pocos. La mayoría de padres son responsables de sus hijos y lo están haciendo bien, ¡por favor¡

Ayer fue un día difícil, los niños estaban deseando salir a jugar a la calle y los padres al cruzarse con los padres de otros niños, se pondrían a hablar y lo que pasa, se despistarían, lo niños jugarían con sus amigos, como es normal, el bicho se había olvidado, es la realidad, somos seres sociables. Me imagino que  a lo largo de la semana el tema se vaya relajando y se empiece a cumplir el distanciamiento social y los niños jueguen en su espacio.

Día 45: Voy perdiendo la noción de los días de encierro, no sé en qué día vivo, lo único qué se, es el día de la semana, martes, ni el número, ni el día de encierro. Cuando lo mire lo pondré en el diario.

Tengo un calendario en la pared de mi pequeño despacho o lugar de entretenimiento o asueto, últimamente paso mucho tiempo ahí. Puse una línea roja durante los primeros días de confinamiento y el número anotado debajo en rotulador negro y así he seguido, para no olvidarme de esta situación extraordinaria, anómala o más bien rara, la verdad, que me cuesta definirla, cuando pase le pondré nombre.

Y así, me voy entreteniendo, al principio iba haciendo listas de todo, de comidas, de peso, de salidas, de lo que iba haciendo el día a día,  cómo todo era raro, confinado sin salir de casa, algo extraño, ahora voy abandonando algunas, por no decir la mayoría, se me ha ido pasando la fiebre, entiendo que al principio era natural, día tal y cual de encierro, ahora ha empezado la cuenta atrás del desconfinamiento o desescalada, que vaya paliza que nos están dando con la palabrita, a mi me sigue sonando rara, será posiblemente la palabra del año, perdón, por no decir, coronavirus o pandemia, que estás seguro que sí ganan y por mayoría, la palabra del año lo va a tener complicado.

Cada Comunidad Autónoma ha propuesta su forma de ir saliendo del encierro, adaptada a su idiosincrasia como región, país, nación, provincia o lo que cada una quiera ser, que a mí, ya ves. Dependiendo de muchos factores, primero y más importante por la afectación de la epidemia y segundo por todas las particularidades y especialidades que ellas quieran tener o que tienen por esa particularidad especial que dicen tener. Las islas lo entiendo, otras por querer ser diferentes, que  también lo entiendo, aunque no lo comporto, libre, libre, quiero ser…

Ayer, comentaba y me salió del alma, que la rutina de todos los días, de hacer lo mismo me producía hastío o cansancio mental, fue una frase no premeditada, que quería salir y la expulse directamente desde mi subconsciente, el no tener perspectivas de hacer cosas diferentes, el levantarme todos los días sabiendo que voy a hacer lo mismo que ayer y que mañana, me presupone un esfuerzo añadido. La vida es, ese algo de misterio, de aventura, de cambio, de no saber lo que me va a pasar, de intriga, de….eso quisiera saber yo. Por las mañana si tengo fuerzas, energía y ganas de hacer cosas y ya, por la tarde, soy como el conejo de duracell que se me agotan y entro en  reserva y voy teniendo ganas de acostarme para recargarme. No es un cansancio físico, más bien mental.

Día 46: En la forma de ir saliendo del desconfinamiento, en la última fase, utilizan, la frase: “la nueva realidad”. Cuando quieren decir volver a la realidad, pero no a la de antes, sino a la de ahora, la realidad post coronavirus.

¿Qué es la nueva realidad? Será nueva al ser diferente, que no se parecerá a la de antes. Pero que será lo más parecido a lo que podremos disfrutar en un tiempo.

Nos hace ilusión, salir a dar un paseo, será como una pequeña excursión a ese mundo desconocido, a explorar tierras ignotas. ¿Nos dará miedo salir? Seguro que sí, o por lo menos un poco, estamos acostumbrados a estar en casa, que es donde nos sentimos seguros, es nuestro territorio.

Nuevos tiempos, tiempos modernos, una nueva realidad adaptada. Los que somos ciudadanos de a pie, que no tenemos negocios relacionados con la hostelería, ni dependemos del trato con clientes, que aparte de vivir el confinamiento, la enfermedad y esta situación rara, su medio de vida de estos negocios está sufriendo una crisis existencial, de no saber, si van a poder abrir, si cuando abran, la gente llenará sus negocios en un treinta por ciento, si eso le dará para comer, si mi contrato seguirá en las mismas condiciones o me echaran a la calle, en fin, un montón de dudas, que determinaran, si van a poder seguir viviendo. Ya sé, que no como hasta ahora, pero por lo menos, para ir tirando y comiendo que no es poco.

Día 47: En mi trabajo, la mayoría de compañeros llevan las mascarillas, por no decir todos, bueno siempre hay excepciones como en botica, por lo menos en los espacios que podemos coincidir con gente.

En un momento, me quedé  mirando un pasillo largo que tenía enfrente y me puse a observar, sin querer, no era yo, era mi pensamiento, a los compañeros que pasaban con mascarilla, empecé a contarlos y a ver los que reconocía, de los tres primeros, conocí a dos, uno era un extraño para mí.

Conocemos a la gente, por su forma de andar, por como mueve los brazos, por su silueta, por su cuerpo en comparación con el todo, y  por muchos más aspectos que la propia cara, incluso por la forma de la cabeza. Nos creemos que la cara es importante para reconocer a las personas, sí, seguro que es la parte más importante, pero cuando está falla, nuestra mente se busca otra forma de reconocer. También nos fijamos más en los ojos, los miramos más fijamente, parece que nos queremos comer a la otra persona para que nos entienda mejor. Quizás al que no conocí, es que verdaderamente no lo conozco, llevará o no mascarilla. O porque lo he tratado poco y no sé cómo se mueve, puede ser. Seguiré investigando, el tema del reconocimiento con mascarillas, me llama la atención. Con lo importante que es la cara en la relaciones sociales y como dice, el dicho, “la cara es el espejo del alma”, ahora los desalmado los van a tener más fácil para pasar desapercibidos. “No habrá paz para los desalmados” o como la peli: “No habrá paz para los malvados”.

Día 48: Ya estoy empezando a ver mascarillas de diseño, con logos y marcas, colores, estampados y de todas las forma habida  y por haber. Durante un tiempo y espero que sea corto, nos tendremos que acostumbrar a ir y reconocer a los amigos y a la gente con mascarilla, es lo que hay, perderemos un poco nuestra personalidad, parecemos malos, como los hermanos Malasombra, que malos eran de verdad.

Empezaremos a ver modas y tendencias de mascarillas. No sé si de broma o en serio, se verán triquinis, que son bikinis con mascarilla haciendo juego. Lo que hoy, nos resulta extraño, dentro de unos meses, será algo de lo más normal y todos querremos llevar mascarilla a juego con nuestra camiseta, con eslogan de protesta o emulando a nuestros héroes y deportistas. En fin, la moda se tendrá que reinventar e intentar sacar tajado del melón, que bastante fastidiado lo tienen.

Me estoy acordando ahora, hace unos días en un supermercado reconocí a un amigo por la voz, por supuesto los dos llevábamos mascarillas, él estaba en tres cajas por lo menos de distancia, fue él quien sí me reconoció a mí.  Yo si no hubiera sido por la voz, no lo hubiera reconocido. ¡Qué cosas¡ La voz es importante, en el reconocimiento de personas, la voz dice mucho y ahora donde se nos ve menos la cara, tiene su aquel.

Día 49: Sábado y primer día que podemos salir a  pasear o hacer algo de deporte. Me he levantado a las 7,00 y lo primero que he hecho, ha sido asomarme a la terraza para mirar, si venía algún ciclista, negativo, la calle desierta, nadie, por no decir, ni coches, que ya es raro. Al rato me he vuelto a asomar, y he visto algún corredor, pero sigo sin ver ciclistas, ya a  la tercera y después de pasarme un rato en la terraza, he empezado a ver ciclistas, menos mal, pensaba que me había equivocado de día.

Yo, he salido a dar un paseo tranquilamente, a respirar, a que me diera un poco el sol de primavera, a relajarme, lo necesitaba, me ha sentado genial; he salido por mi barrio y había gente, pero poca, nada de agobio, bien. Cuando me cruzaba con alguien, me cambiaba de acera o me alejaba lo suficiente para guardar la distancia social, incluso iba andando por la carretera. Ha sido un día distinto.

 El lunes y dependiendo de las ganas que tenga, tengo idea de salir con la bici, ganas sí, pero me lo quiero tomar con tranquilidad, un paseo de una hora, algo para disfrutar, sentir el aire, la sensación de  libertad y de andar, de hacer kilómetros.

Día 50: Domingo, 3 de mayo, y van pasando los días, es increíble  lo que nos está ocurriendo, si alguien nos lo hubiera dicho, no, nos lo creeríamos, pero sí, es real, estamos confinados y terminando de pasar un periodo de incertidumbre, ahora ya podemos salir a dar un paseo, en unas horas determinadas, van cerrando calles y nos dicen cuando podemos salir, la hora y de qué forma, increíble, pero cierto.

Pienso, que nos creemos que ya hemos pasado lo peor y que ahora viene, un tiempo mejor, depende de los ojos con que miremos esa realidad. Económicamente, va a ser un palo y de los gordos, en todos los niveles.

 Vamos a vivir ese tiempo de cambio, de no saber cómo comportarnos, de ser diferentes, de adaptarnos a estos tiempos raros, de tener un futuro incierto, de querer vivir, o simplemente de expresar esta realidad, de ser nosotros, de no escondernos, de reconocer a los demás con son, solo ver a otro ser humano, de vernos a nosotros mismos reflejados en el otro, ese que pasea enfrente nuestra, que puede ser vuestro vecino, nuestro camarero, nuestro amigo, un ser humano con todos sus atributos, que  lo tenemos cerca, que vive, que siente, que sufre, que es feliz, que también es vulnerable, todos nos hemos enfrentado a este virus con las mismas armas y lo vamos a derrotar. La batalla, ya la estamos ganando, se nos nota en la cara, en nuestra forma de hablar, de comportarnos, en definitiva, ya somos personas diferentes, con ganas de vivir y de disfrutar de nuestra nueva vida, de hablar, de pasear, de salir …

 

 

 

 

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