A veces… en ocasiones… espero que cada vez menos, si me muerdo la lengua me enveneno.
La ira es como un caballo desbocado que hay que dejarlo salir, que corra y corra hasta que se canse.
“Después de la tempestad viene la calma”
Pero algo hemos ganado, me doy cuenta como la mala leche va recorriendo mi cuerpo, se va apoderando de mí, acompañada de un cabreo monumental incontrolado que me domina, soy consciente, lo noto como una sensación desagradable que tiene que dar la cara.
A los segundos, ya vuelvo a ser yo, esa sensación cuando te ha alcanzado es instantánea, no hay marcha atrás.
La mayoría de veces, la procesión va por dentro, con su banda de música, cornetas y demás.
Siempre queremos llevar la razón, que poderoso es el EGO, nos quiere dominar y decirnos los listos y guapos que somos ¿Y ese va a ser más listo que tú? No, tienes que contra-atacar y demostrarle quien lleva la razón.
Así somos, así nos han parido, para bien o para mal, dominar esa lengua viperina que no para de decirnos al oído”lo apañao que somos” pura vanidad elevado a la enésima potencia.
El EGO aparece por todos los sitio, esta a la vuelta de la esquina esperándonos para pillarnos desprevenidos para asustarnos, te deja sin palabras. Al principio despliega sus encantos y cuando te has dado cuenta, ya es demasiado tarde, ya te ha atrapado en su red.
La ira y el ego. Cuando al ego no le gusta algo te manda a la ira y así se quedan contentos, son amigos inseparables. Te putean y te hace sentir mal.
El antídoto, la humildad, sí, se humilde y da gracias por lo que tienes.
Te ha poseído Hulk? 🤣🤣🤣.. Piensa que quien te altera te controla.. A mi me funciona porque pienso que no me da la gana de dar poder a nadie sobre mí.. Tu antídoto de la humildad es más zen, ya lo sé, pero creo que el mio es más efectivo 😜🙏
Si… En esos momentos… Gracias por tus comentarios…🙏
Para responderte Goyo a esta buena entrada, me perece conveniente este relato sobre Buda:
En una ocasión cuando Buda estaba predicando su doctrina, un hombre se le acercó y comenzó a insultarlo e intentar agredirlo pero Buda se mantuvo en un estado de imperturbable serenidad y silencio. Cuando hubo terminado su acción, se retiró.
Un discípulo que se sintió indignado por los insultos que el hombre lanzó contra Buda le preguntó porqué dejó que lo maltratara y lo agrediera.
A lo que Buda respondió con segura tranquilidad: -“Si yo te regalo un caballo pero tú no lo aceptas ¿de quién es el regalo?”
El discípulo contestó: -“Si no lo acepto, sería tuyo todavía”.
Entonces Buda respondió: -«Bueno. Estas personas emplean parte de su tiempo en regalarme sus insultos, pero al igual que un regalo, yo elijo si quiero aceptarlo o no. Los insultos son como regalos: si lo recoges, lo aceptas; si no lo recoges, quien te insulta se lo queda en sus manos. No podemos culpar al que insulta de nuestra decisión de aceptar su regalo. Por esa misma razón, esos insultos son para mí como un regalo que elijo no recoger. Simplemente los dejo en los mismos labios de donde salen.”
Namasté
Gracias.. Muchas Gracias..por el relato…me ha encantado…yo lo intento…pero a veces me veo sobrepasado…te lo agradezco mucho…🙏
No diré que soy el más humilde, porque se apoderará de mí el ego y con el vendrá la ira…. qué lío, no??. Está claro que la humildad hace grandes a las personas. Creo que tienes ese defectillo… jejeje