Bicis para Almería

Estaba durmiendo, bueno, medio despierto y estaba escuchando unos ruidos muy raros, como un terremoto, el ruido se mezclaba con temblores y sinceramente no sabía lo que pasaba, en otro momento de la noche también escuche truenos o eso pensaba y me creía que había una tormenta de dos pares, que había llegado la Dana, esa tormenta tropical con vientos huracanados, al asomarme por la ventana me imaginaba una visión desoladora, como las que salen en la tele, todo se lo habría llevado el viento y solo quedaría mi edificio, claro yo estaba viéndolo, era el actor de la destrucción del planeta.

Al asomarme por la ventana, el mundo seguía igual, y hasta el sol quería hacer acto de presencia, durante la noche había llovido, la carretera estaba mojada por alguna parte y mi terremoto, era una apisonadora y más máquinas de esas grandes que van echando alquitrán caliente, que le vamos a hacer, la situación apocalíptica que pintaba en mi medio sueño, despierto era eso, la película que se monta nuestra mente, que cuando no estás ni dormido ni despierto hasta te lo crees o por lo menos dudas, si es o no real.

Así podemos decir que me he despertado esta mañana y como tenía que editar la carrera de Melilla y había puesto el portátil, tenía que escribir y contarlo en mi diario, repasando un poco el diario de la pandemia, ¿podemos decir que la pandemia ha terminado o todavía va a dar más la lata? Quiero pensar que los momentos difíciles han terminado, lo que no ha terminado es el sentimiento de vulnerabilidad que nos ha dejado, sentir que pueden pasar cosas que eran impensables, que la vida es un suspiro y que si sopla más fuerte, esto se termina, que nos pueden encerrar, que el loco de Putin puede pegar un peinazo, que hay gente con poder que tienen la cabeza más para allá que para acá, que esto es un mundo de equilibrios y que en cualquier momento se puede ir para el lado oscuro y tenebroso.

Vamos a poner también en esta balanza, el lado bueno de las personas y de la vida, lo maravilloso de vivir de sentir que hay gente altruista y buena que piensa en los demás que sufre por las desigualdades, que hacen cosas por cambiar este mundo egoísta para hacerlo más bonito. Esa mirada de bondad, de agradecimiento, esa medio sonrisa que se nos escapa en los momentos difíciles, la esperanza siempre está ahí, en nuestro ADN, lo llevamos dentro,  saber que aunque  las cosas se pongan difíciles, siempre hay salida.

Quiero en este escaparate dar las gracias a “bicis para Almería”, una ONG que se encarga de recoger bicicletas de las donadas por la gente, que queremos que esas bicis sigan andando por el mundo, y más concretamente por Almería, que sus ruedas sigan dando vueltas, que las utilicen las  personas que las necesitan para desplazarse, en definitiva, una nueva vida de bici, más bonita y real. Bicis abandonadas en trasteros y cocheras sin ninguna utilidad pasan a ser vehículos de transporte y ahora sí, son importantes, cumplen su misión social de hacer un mundo más solidario y mejor.

Cuando nos enteremos que todos somos uno y que la tierra es un solo ser, que la galaxia y la millones de galaxias somos uno, que todo es importante, hasta el pequeño acto o pensamiento, nos daremos cuenta, lo importante que somos y lo pequeños o insignificantes que también somos, todo junto y en el mismo cuerpo. Vivir en esa armonía de vida con todo es vivir y dejarnos las tonterías que nos impiden ser felices.

Como dicen los Yoguis, es más importante vivir un instante con consciencia, que una toda una vida  en atolondramiento de la mente. Tenemos que espabilar y mirar con los ojos del corazón.

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