La Africana 2022

Era el tercer intento por hacer la carrera, la primera no pudo ser por un asunto familiar, la segunda por la pandemia y esta tocaba, no las tenía todas conmigo, siempre pasan cosas, por las que te tienes que replantearte las prioridades o saber si ese es o no el momento, o si verdaderamente es lo que quieres. Era la que peor me había preparado por tiempo, por las ganas, por la vida, un poco por todo, estaba casi seguro que no podría ir que pasarían cosas, por eso estaba tranquilo, que sea lo que Dios quiera, será lo que tenga que ser, según iba llegando el día, cada vez lo tenía  más claro, me iba entrando más  y más ilusión.

Mis compañeros, que ya la habían hecho varias veces me hablaban de lo bien que se lo pasaban, del té moruno, de los churros, los pañuelos, del pescadito frito y de Melilla, de los legionarios, de la ciudad, de todas las cosas bonitas…y yo muerto de ganas por ir, y se me olvidaba los más importante, la carrera, porque esto iba de una carrera de bicis de montaña. En otras ocasiones había sido muy entretenida y se hacía muy bien, y  esta vez había cambiado el recorrido y eran tres vueltas de un recorrido de 25 kilómetros, más durilla pero llevadera y yo que soy poco exigente conmigo, siempre pienso que lo dureza  depende de la velocidad con que se haga la prueba, y como yo me lo quería tomar en plan tranqui, pues que no iba a  ver ningún problema.

La forma de afrontar la carrera era fácil, las primera vuelta tranquila y en plan reconocimiento, la segunda reservándome y la tercera dándolo todo y sobre todo disfrutar. Pero como la vida no es como la pensamos, en la primera vuelta fui tranquilo a ritmo y ya me di cuenta de su dureza, en ese reconocimiento había rampas duras, con mucho desnivel, pero bien,  en la segunda bien y en la tercera que era cuando tenía que apretar, nada de nada, las fuerzas habían desaparecido, era un bajón de energía, una pájara en toda regla, me había hidratado, había comido, dónde estaba el fallo, el fallo era yo que estaba fundido,  durante esta tercera vuelta me fui reponiendo y al final termine medio bien por decir algo. La experiencia buena, cuando termine dije que no iba más, pero como no soy esclavo de mis palabras, el tiempo dirá…

Han pasado cuatro días desde la carrera y hoy he vuelto a coger la bici de carretera y bien, no he tenido agujetas, noche de la carrera me daban pequeños calambres y  a la mañana siguiente me parecía que me había pasado un camión por encima. Esa mañana, la del día después mi amigo Ricardo, melillense me llevo a tomar té y churros y eso me puso las pilas y me quito toda la tontería. Me llevo a ver Melilla «la Vieja», sus murallas, su arquitectura, sus acantilados, sus museos, el militar y el etnográfico, crisol de culturas. Fuimos también al “Conventico” que son unas cuevas naturales y acondicionadas donde los habitantes de Melilla se refugiaron durante el asedio de la ciudad por parte del Sultán en el siglo XVIII, tres meses viviendo en las cuevas.

Me han tratado muy bien, me he sentido querido, todo era amabilidad, buena gente mis amigos, me han ensañado Melilla y sus alrededores, todo lo que se puede enseñar, dentro de lo pequeña que es, qué decir, me ha encantado, cuatro días intensos.

En el camino de ida, que fue de madrugada por la noche, el barco se movía más de lo normal, se notaba que había oleaje, el barco se quedaba parado hasta que volvía a chocar contra las olas, un momento de incertidumbre, de duda por si no volvía a caer en ese gran mar azul, y la vuelta mejor, los regresos siempre son más fáciles, más reales, ha sido unos días buenos de bici, de amigos, de compañeros, de legionarios y de vida, esa que se nos escapa entre los dedos de las manos, sin que nada podamos hacer, solo vivir y sentir que respiramos, que estamos vivos y necesitamos de momentos como estos, que nos devuelven la alegría de vivir.

Cuando vamos en carrera somos muchos, un grupo grande de ciclistas, noto el aliento de los demás corredores, su respiración, su sufrimiento parecido al mío, puedo ver su dolor y emoción en las diferentes partes de la carrera es una sensación  de formar parte de algo más grande  que los integrantes, ese todo es lo importante, en ese momento, tu eres carrera y cada uno con su bici formamos un algo, una entidad completa. Y  al llegar a la meta con el objetivo cumplido, poder sentirte ganador de la carrera, de la carrera contra uno mismo, contra tus propias fuerzas contra ese sufrimiento es sentir la gloria, un éxtasis que hay que vivirlo para poder decirlo, ya de por si es difícil expresarlo, es algo sublime. Te sientes bien has cumplido con esa meta que tenías y que dudabas de  tus propias fuerzas, si serías capaz de terminarla.

3 comentarios sobre “La Africana 2022

  1. Que bien Goyo!!! Ya te has quitado esa espinilla, y por lo que relatas, te lo has pasado genial….vamos que se te olvidaron las agujetas… jejeje. Recuerdo un día que nos encontramos por la zona del Andarax, y habías quedado con tus colegas para hacer un entrenamiento de La Africana….dicen que lo difícil se hace y lo imposible se intenta, y tú ya la tienes en el bolsillo. Bien sabes que me alegro mucho de que hayas hecho esa prueba y con éxito, además de que vayas con paisanos de la tierra que han hecho de guía en la Ciudad de Melilla, que tiene que ser pequeña, pero matona. Un fuerte abrazo.

  2. Me alegra veros tan bien como siempre. Lo primero da un saludo a todos los buenos amigos que dejé en Almería. Ya sabes que al igual que has hecho la «africana» tienes pendiente hacer la «cartagenera» para poder vernos…..jajajajaja……Un abrazo campeón.

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