El poder del mito. Joseph Campbell. 4ª Parte.

Vamos terminando:

“Cualquiera que haya tenido una experiencia de misterio, sabe que hay una dimensión del universo que no es la que nos llega a través de los sentidos. Hay un dicho  a este propósito en los  Upanishads: Cuando delante de la belleza de un crepúsculo  o de una montaña nos detenemos y exclamamos. “Oh”, estamos participando de la divinidad. Tal momento de participación implica una compresión de la maravilla y belleza de la existencia. Los que viven en el mundo de la naturaleza experimentan momentos  así todos los días. Viven en el reconocimiento de algo que es más grande que la dimensión humana. Pero la tendencia del hombre es a personificar tales experiencias, a antropomorfizar las fuerzas de la naturaleza”.

“Hay una forma de meditación en el catolicismo, cuando se recita el rosario, la misma plegaria se repite, una y otra vez. En sánscristo, (hinduismo), esta práctica se llama japa, repetición del  nombre sagrado. Bloquea otros pensamientos y te permite concentrarte en una cosa, y de ahí, según tu propia capacidad de imaginación, experimentar la profundidad del misterio”.

Cuando terminas una meditación, entregas todos los beneficios, sean los que sean, al mundo, a todos los seres vivos. Cuando entras en ese estado meditativo, formas parte de algo más grande, del misterio de la vida, de estar presente en este momento y en este lugar en la eternidad.

“El reino del Padre  no vendrá, según lo esperado. El reino del Padre ya está en la tierra, y los hombres no lo ven. Yo miro ahora en este sentido, y  el resplandor de la presencia de lo divino se me da a conocer  a través de ti”.

“Nacen cosas a tu alrededor constantemente. Hay una vida que se derrama por el mundo, y surge de una fuente inagotable”. La fuente no se preocupa una vez que ha generado vida por lo que le pueda pasar, lo que importa es dar y llegar a ser, en todos hay un punto generador de vida.

Hay una historia en la cual Buda encontró a una mujer desolada  de dolor por la muerte de un hijo. Buda, le dijo: “Te sugiero que preguntes por ahí, a ver si encuentras a alguien que no haya perdido a un hijo, a un marido, a un padre…Es difícil comprender la relación de la mortalidad con algo que hay dentro de nosotros  y que trasciende a la mortalidad”.

Y termino con una frase que me ha hecho pensar mucho: “El concepto del tiempo excluye la eternidad”. El tiempo nos determina toda nuestra existencia. Esos mundos paralelos, millones de mundos paralelos, infinitos mundos paralelos. Estamos encerrados en el tiempo. Sin tiempo no existiría nada.

Encontrar esos momentos de luz, de maravillarte de las cosas, de sentirte vivo, de saber apreciar la vida, sí, la vida,  el solo hecho de respirar, de levantarte todas  las mañana es un  verdadero milagro, poder mirar a otras personas, lo maravillosas que son, como quieren, desean y se entusiasman por los pequeños detalles, me encanta, sentir esa emoción. Pero, la vida tiene la otra cara, la mirada del dolor ese que se nos clava en el corazón, y nos cuesta encontrar las respuestas.

Schopenhauer, en su esplendido ensayo llamado sobre: La aparente intencionalidad en el destino del individuo, señala: que cuando llegas a una edad avanzada y miras hacia atrás, parece que tu vida ha tenido un orden y un plan preconcebido. Hechos que cuando tuvieron lugar parecían accidentales y de poca importancia  resultan ser factores determinantes en la composición del argumento de tu vida. ¿Quién compuso ese argumento? Schopenhauer sugiere que así como tus sueños están compuestos por un aspecto de ti, que ni tú propi0 ser los sabe, tu vida entera está compuesta por la voluntad que está dentro de ti, de la cual no eres consciente. Y así como personas que has conocido aparentemente por puro azar se convierten en agentes principales de tu vida, tú también, habrás servido dándole significado a la vida de otros. Toda la trama marcha al unísono como una gran sinfonía.

Idea parecida en la India es la red de Indra, es la imagen de una mítica red de gemas, donde en cada cruce de un hilo con otro hay una gema que refleja a todas las demás. Todo sucede en mutua relación con todo lo demás, por lo que no  puedes culpar a nadie de nada. Es, incluso, como si existiera una única intención detrás de todo, que diera un cierto sentido, aunque ninguno de nosotros sepa cuál puede ser ese sentido, ni haya vivido toda la vida que se propuso vivir.

“Lo importante es el camino no la meta”. Cuando estás en el camino y ves como la menta se aleja más y más, comprendes  que la verdadera meta es el camino.

Fin.

Posdata: El sonido “OM”, el sonido de la energía del universo, te pone en contacto con ese murmullo que resuena, que le da energía a todo, el sonido de la existencia.

Los comentarios están cerrados.

Blog de WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: