Cosas que pasan

Cuando sale uno con la bicicleta a dar un paseo en lo único que piensas es en pasar un rato agradable y huir un poco de las cosas de la vida, de la monotonía, es dar un salto a la realidad y olvidarte del diario, es disfrutar, es respirar, es tomar un poco de sol, es hacer deporte, es divertirte, es sentir las sensaciones del aire, en resumidas cuentas es estar bien contigo, es salir y conectar con el mundo paralelo del deporte y de la naturaleza y a veces un baño de humildad cuando te pasan lo ciclistas que van como motos y tu te quedas un poco rezagado, pero así es la vida.

Estas mañanas son frescas, a las nueve que es cuando salgo hay entre nueve o diez grados, eso es fresquito, el frío se te instala en las orejas, en los dedos de las manos y de los pies, además procuro no abrigarme demasiado porque cuando vuelvo rondamos los veinte grados y hace calor, calorcito del bueno, él que  calienta.

Mi ruta preferida o mejor una de las dos preferidas en invierno es ir a Cabo de Gata pueblo a desayunar, me encanta, el recorrido me lo sé de memoria y disfruto un montón durante el trayecto, vas viendo el mar y hasta el recorrido se me hace ameno y eso que conozco hasta los baches, esta atracción hacia  la bici, ni yo mismo la sé interpretar es un algo que está más allá de mí,  que se me escapa, es como un magnetismo no explicable.

Esta ruta son sobre treinta Km. en un sentido y otros treinta de vuelta hacen un total de sesenta, parezco las señoritas del un, dos, tres. A una media de veinticinco Km.  por hora tardo sobre una hora y cinco a diez minutos en cada sentido y media hora de desayuno saludable al solecito y vuelvo con las pilas cargadas. Me siento en una mesita en el paseo marítimo, normalmente estoy solo o poco acompañado y me pongo a  una distancia suficiente para tener mi propia intimidad para pensar o meditar en mis cosas y sobre todo para disfrutar de ese momento zen. Hasta aquí todo correcto, normalmente me siento, me pido mi desayuno y  es mi momento de relax, menos hoy.

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Al lado, con una mesa de por medio, se sienta un tipo de mediana edad, diría treinta y tantos cerca de la cuarentena, de los que no paran de hablar por teléfono, que tenía que ir a comer no sé  con quien, se tenía que reunir con fulanita y seguía y seguía como las pilas de duracell, a mí ya me estaba empezando a poner de los  nervios, recuerdo que pensé: que agobio de tío, son los que solo con su presencia te ponen atacado, todavía no me  había fijado bien en él, tan solo cuando se sentó y una mirada de soslayo.

Al poco se sienta una chica morena de cara y nariz afilada, blanquita de piel de unos treinta, bien vestida con tacones altos, de buena presencia y entonces la que empieza a hablar es ella, él ya no puede decir nada. La mayoría de la conversación solo asiente, de verdad que  lo que menos me interesaba en ese momento era enterarme de la conversación, intente desconectar y me puse a mirar en móvil, Twitter, Instagram… para intentar evadirme de sus conversaciones, pero inconscientemente se me iba la cabeza a lo que hablaban, no podía sustraerme a sus historias.

 Empezó a despertar mi curiosidad, gire la cabeza un par de veces disimuladamente para observarlos mejor, él súper bien peinado con la raya en un lado, moreno, cara normal de los que pasan desapercibidos, no hay nada en él que  me llamara la atención, facciones suaves, un tipo normal si no fuera porque era el Jefe y eso tiene otro atractivo. Su vestimenta normal, pantalón de pinzas clarito, camisa y cazadora, todo lo esperado, podía haber llevado chaqueta, parece que le pegaba más. Resumiendo no había nada en él que fuera diferente, que tuviera algún encanto, bueno sí, lo pedante que se mostró al principio por teléfono.

Ella, como ya he dicho morena, delgada, bien vestida, facciones afiladas, buen tipo, por su forma de hablar parecía encantadora o se lo estaba haciendo o las dos cosas a la vez, creo que se lo hacía, le empieza a contar al  principio cosas del trabajo, de reuniones y comidas, me da  la sensación que se conocen poco, porque ella empieza a tirarse flores de lo buena que es y  de lo bien que  lo hace y él asiente o utiliza monosílabos para llevar la conversación, él le dice que por lo que sabe que la tienen en buena consideración. La conversación pasó de Jefe a Empleada a dos amigos charlando, la cosa se relajó y me di cuenta como los dos empezaron a  decirse lo bien que se caían y a tratarse como si se conocieran de más tiempo.

En otro momento de la conversación, ella le cuenta una entrevista de trabajo que tuvo, que se llevó una desilusión, parece ser que son visitadores médicos o representantes de farmacia. Es una entrevista de trabajo para un laboratorio farmacéutico se reúne con el entrevistador,  la reunión va bien y en un momento de la conversación le pregunta: ¿En un futuro como se ve? Esa pregunta la descoloca un poco, piensa que es una pregunta trampa  y no sabe si decir que casada y con hijos o decide, decir la verdad, al final se decide por la verdad y le cuenta que se ve en su farmacia tranquila repartiendo medicamentos a jubilados, de esto deduzco que es farmacéutica, fácil no… Como la entrevista discurre en un buen tono y todo  parecía ir fenomenal no entiende porque no la contrataron y no sabe  que perfil de trabajador querían, que no lo entendía… Su Jefe y ya su amigo y confesor, también le dice que no lo entiende que él si ve en ella las condiciones necearías para ese puesto. Le hace ver que quizás estén buscando a otra persona, que el puesto ya tenga nombre y apellidos, ¿Cómo no te lo van  a dar a ti? Si eres perfecta, bueno, eso ya es de mi cosecha.

La conversación se va relajando y empiezan a hablar de otros temas más mundanos de la vida, ella empieza a ponerse un poco sensual a hablarle  con más cariño y él a escucharla con más atención, sin mirar me dió la sensación que ahora estaban mas cerca, de verdad que yo no me quería inmiscuirme en sus conversaciones, de alguna forma, era como que me lo estaban contando a mi, me querían hacer su cómplice, participe, no se cortaban un pelo, creo que estaban tan a gusto que ni se enteraban que estaban pregonando su rollito a todos los que andábamos por allí.

Empezaron a hablar de  sitios donde podían ir a  comer, que si te ponen este plato, que si me gusta este vino y cosas sin mucha importancia pero que la tiene por la forma que tenían de decirse las cosas, ella era más lista, más sutil y sabía llevar la conversación, se mostraba sensual y se dejaba querer, estaba jugando sus armas, a él el tema lo tenía sobrepasado se dejaba hacer.

Sinceramente ella estaba utilizando sus encantos para hacer con su medio jefe lo que quería, le tenia comiendo en sus manos, la verdad que no sé si se estaba o no insinuándose y si quería o no llegar a más, eso os lo dejo a vosotros que lo penséis, desde luego hubiera hecho lo que hubiera querido con ese hombre, era un títere sin cabeza y ahí lo dejo…

La conversación seguía y yo ya intrigado por los acontecimientos, ellos por supuesto a su rollo y  sin prisas, el tiempo para ellos se había detenido, que mejor sitio para una cita romántica, con el mar de fondo y el sol y la brisa  acariciándote la cara, la verdad que me podía haber quedado más rato, pero ya había escuchado todo lo que tenía que oír, era más de lo mismo.

Lo que no sé que pasaría al final, que harían después de terminar de desayunar, sí se irían a dar un paseo, sí seguirían trabajando, sí después irían a comer, sí se tomarían el día libre, sí seguirían por la tarde y también cenarían. Sí estarían casados o tendrían pareja, sí todo terminó en nada, en una buena amistad, sí terminarían enrollados y tantas y tantas posibilidades. Otro día sigo, podíamos seguir imaginando más situaciones y escenarios, de todas maneras la realidad supera la ficción, por hoy lo dejo que hace un día de sol y hay que aprovecharlo. Un día de bici da para mucho.     

 

 

 

 

 

 

2 comentarios sobre “Cosas que pasan

  1. Cotilla… ¡Qué bueno! Me has dejado con la intriga, a hacer otra vez la ruta y a esperarles… Misma hora, mismo lugar; si coinciden ellos. Es un rollito de casados con hijos ;P

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